Una conducción dinámica y divertida para quien le guste conducir.

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Razones por las que conducir un coche eléctrico es más divertido

Por fuera, y en lo básico, son prácticamente iguales: todos los vehículos cuentan con ruedas, volante, una carrocería atractiva y un motor. Pero es en esto último, el motor, donde radica la mayor diferencia entre un coche eléctrico y uno de combustión.

Las ventajas de un motor eléctrico son muchas. Podemos resumirlas en que son eficientes, silenciosos y circulan sin generar emisiones, lo que redunda en una mayor contribución a la conservación del medio ambiente. Pero hay otro aspecto muy importante a la hora de decantarse por un coche eléctrico: el placer de conducirlo.

Un vehículo totalmente eléctrico (BEV) cuenta con una serie de características técnicas que favorecen una conducción dinámica y divertida para quien le guste conducir.

Para empezar, la distribución del peso del vehículo. En un coche de combustión interna (ICE), el motor es muy pesado y va situado en la parte delantera. Esto implica que la distribución de masas esté situada ahí también. Sin embargo, en un vehículo eléctrico, pesan más las baterías que lo mueven que el motor, que es mucho más ligero que el de combustión interna. Las baterías suelen ubicarse, por lo general, en el suelo del habitáculo, algo que repercute directamente en el confort de sus pasajeros y en la estabilidad del coche en carretera. La del Opel Corsa Electric, por ejemplo, está ubicada bajo los asientos delanteros y traseros, lo que ofrece dos importantes ventajas: un maletero con mayor capacidad y un centro de estabilidad más bajo, que aporta estabilidad y dinamismo.

Opel Corsa Electric
Opel Corsa Electric.

Como dicen los entendidos, el coche es más noble en la frenada, en la aceleración, al tomar las curvas… En definitiva, su mejor comportamiento en carretera hace que la conducción sea más placentera. En el Opel Mokka Electric, y al igual que el Corsa Electric, su motor eléctrico sincrónico de imán permanente y de menor peso ofrece 136 CV y 260 NM de par y una respuesta equilibrada tanto en las calles de la ciudad como en carretera.

Cuando necesitamos dar potencia al coche, si conducimos uno de combustión interna, solemos recurrir a estirar las marchas para obtener un par motor (empuje) adecuado a esa marcha y a la carga que llevemos. Este problema desaparece en un vehículo eléctrico, ya que el par máximo (normalmente sostenido durante todo el rango utilizable del motor) se alcanza con solo rozar el acelerador. Así, el conductor de un vehículo eléctrico lo percibirá como mucho más enérgico y vivo, incluso más potente que uno de combustión interna a igualdad de potencia.

Opel Mokka Electric
Opel Mokka Electric.

Y si seguimos con la aceleración y la potencia, hay que tener en cuenta que un vehículo con la etiqueta 0 emisiones no tiene marchas. Solo en raras excepciones, y son automáticas. Además de olvidarnos de tener que estar pisando el embrague continuamente, este hecho hace que no se agote nunca la potencia percibida, lo que un conductor que disfruta de la conducción agradecerá enormemente. Así ocurre con el Opel Corsa Electric, que pasa de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos, en silencio y con un empuje continuo progresivo gracias a su elevado par motor de 260 NM y a no tener que cambiar de velocidad.

Los modos de conducción también son muy diferentes en vehículos de combustión interna y en los eléctricos. En los BEV, cambian radicalmente el comportamiento del coche: desde el modo ECO, donde se optimiza la autonomía del vehículo, pero se vuelve muy dócil; hasta el modo Sport, en el que el coche se comporta como un auténtico deportivo.

Es lo que ofrece, por ejemplo, el Opel Mokka Electric, con tres modos de conducción: Sport, ECO y Normal. Al seleccionar uno de ellos, se modifica la respuesta del acelerador, el nivel de asistencia en la dirección y la gestión de la refrigeración. ¿Y qué diferencia hay entre ellos? El modo Sport maximiza el dinamismo; el ECO aumenta la eficiencia, y el modo Normal ofrece un equilibrio polivalente.

Aunque parezca increíble, la frenada regenerativa de los vehículos eléctricos también aporta un extra de diversión a la hora de ponerse al volante. Al ser conscientes de la energía que estamos recuperando al utilizarla y de cómo reducimos los consumos, nos lleva a retarnos a nosotros mismos para ver cómo de eficientes podemos llegar a ser aprovechando inercias, anticipándonos al tráfico, etc.

En el Opel Mokka Electric, sin ir más lejos —y también en el Opel Corsa Electric—, tan pronto como se levanta el pie del acelerador, su sistema regenerativo mejorado convierte la energía cinética en energía eléctrica que recarga la batería. Este sistema permite elegir entre diferentes configuraciones. En la más intensiva (Modo B), la mayor parte del trayecto diario puede hacerse sin usar el sistema de frenos. Y esto redunda en una reducción del desgaste y costes de mantenimiento, a la vez que aumenta la autonomía del vehículo.

Opel Corsa Electric
Opel Corsa Electric.

Para terminar —y frente a lo que muchos creen—, los coches eléctricos son más potentes que los ICE. Sacar potencia de un motor térmico a una cilindrada determinada es más difícil que hacerlo en un eléctrico. Por esta razón, los BEV suelen incluir potencias más elevadas. En Opel, las gamas Corsa y Mokka en sus versiones eléctricas son las más potentes de su gama.

Si te gusta conducir ya sabes, acércate a un concesionario Opel para conocer de cerca sus eléctricos.